Ésta es la historia de una familia que empezó con una mujer avanzada a su tiempo. De las que rechazó el mandato social de la época de esperar a que su marido, un currante de los que iría creciendo a base de trabajo y trabajo, trajese el parné. Y fruto de esa constancia laboral, y fruto de ese aburrimiento, nació una casa de huéspedes para los que se dirigían a poblaciones más grandes de Mallorca, como la capital. Y esa casa de huéspedes fue creciendo a medida que sus propietarios, gente como tú o como yo, tenía sus necesidades: bañarme sin tener que desplazarme kilómetros hasta la playa más cercana, pues extiendo mi casa de huéspedes hasta una pequeña cala próxima; que tenemos niños en una edad en la que han de venir y estar con nosotros en el trabajo, pues acondiciono la casa de huéspedes para acoger a niños… y así fue como, con esfuerzo, ambición –de la buena, que en nuestros días se ha estropeado un concepto que en Estados Unidos sólo es positivo- sentido común y ganas de crecer, la familia Xamena parió Bon Sol, uno de los hoteles con más solera, impresionantes zonas comunes, sorprendentes habitaciones e instalaciones y recomendable gastronomía.
No os hemos dicho que tuvimos 'mala pata' en el viaje. Lo que permitió comprobar la accesibilidad y atención en el hotel y que nada puede estropear tus vacaciones en Bon Sol. |
Ya en dicho acceso tuvimos una bienvenida de las de dibujos animados, en la que esperan al protagonista dos o más personas justo para recibirle. Sólo que en nuestro caso eran de carne y hueso, trabajadores de jardinería y mantenimiento que apenas nos vieron cargados con bebé y maletas se ofrecieron a acompañarnos e indicarnos la recepción. Una vez dentro, el hotel pareció expandirse, multiplicarse hasta el infinito, y ahí comenzó nuestro periplo por sus instalaciones. Tres ascensores separaban nuestra habitación de la otra punta del hotel, muchos menos metros caminados de lo que pueda parecer –unos 6 minutos a pie- y, por el camino, todo lo que puedas imaginar.
No faltarán las propuestas deportivas. |
Hablamos de esas zonas que en muchos complejos, grandes y pequeños, de famosas cadenas o propietarios exclusivos, en ocasiones descuidan peligrosamente. Las zonas comunes, donde todos los residentes son iguales paguen lo que paguen, donde no importa el bolsillo del cliente, donde el hotel debería sacar músculo, en muchas ocasiones agoniza no tanto por estética y glamour como por verdadera funcionalidad y variedad en la oferta. No es el caso del Hotel Bon Sol.
Si entendemos el resort como un conjunto con dos grandes bloques bien diferenciados, el principal o interior y el anexo con acceso a la playa, imaginad que en ambos podéis encontrar también oferta gastronómica y lúdica. Y ahora pongamos apellidos a algo tan ambiguo. Pista de tenis, squash, parques infantiles, minigolf -¡sí, minigolf de muchos hoyos y calidad, qué gozada!-, gimnasio, Wellness Spa, sala de yoga…. Y todo, TODO incluido en el precio. Sólo tendrás que costear los tratamientos y masajes porque si no la cola llegaría hasta Madrid.
Las zonas comunes son un descanso para los sentidos. |
Claro que de nada serviría semejante despliegue para todos si luego para cada uno, en su habitación, no hubiera calidad. Y la hay, desde la doble estándar hasta la opción puntera, pasando por la extraordinara Junior Suite que nos acogió. Echa un vistazo al salón.
Amplitud, luminosidad y comodidad son tres ejes en torno a los que giran todas las estancias del Hotel Bon Sol, en las que se preocupan de separar familias y niños de otro tipo de público para garantizar el descanso independientemente de la circunstancia del huésped. Elige almohada, armario y canal; mejor que en casa.
Piscinas y playa
Estaréis pensando que si mostramos admiración por las zonas comunes del Bon Sol es bastante extraño no haber hablado del capítulo acuático. Merecía mención aparte. Sus cuatro piscinas, una de ellas infantil y con cascada y otra, nuestra favorita, climatizada y con jacuzzi integrado, bien se han ganado el protagonismo en líneas al margen del resto de zonas comunes.
Sólo podemos imaginarnos a un explorador toparse con semejante paraíso. |
Si ya has elegido el hotel Bon Sol como opción de alojamiento, hazlo también como alternativa gastronómica. Olvídate de las gigantescas e interminables mesas con un sinfín de platos de los que, como ocurre también con la música comercial de hoy día, se salvan dos "canciones".
En Bon Sol priman la calidad por encima de la cantidad que, por supuesto, no conlleva una escasez de oferta gastronómica... simplemente disponen para comer en el restaurante a pie de playa (el otro se encuentra en el bloque principal pero no sirve comidas) de un bufé donde los sabores son intensos, siempre encontrarás un arroz o pizza del día, ensaladas, platos fríos como la tortilla de patata o el gazpacho, alguna pasta, carne y pescado y postres donde, entre la oferta sin gluten, encontramos... ¡tarta de zanahoria!
Tartaletas, frutas variadas y sí... tarta de zanahoria. |
Mientras nos secábamos las lágrimas de la emoción, pudimos descubrir entre bocado y bocado que la comida está a la altura del desayuno con idéntica propuesta de calidad por encima de calidad primando aquí los panes -riquísimos y variados- y frutas, bollería industrial pero constantemente repuesta y algún salado con mención a la estación de huevos y tortillas.
¡Qué sería de un buen día sin una culminación culinaria gloriosa por la noche! Y ésa llegará tanto en el restaurante mencionado, donde darás la bienvenida a la noche con una mezcla de bufé (no habíamos mencionado los quesos, los Mallorca y Menorca son extraordinarios) de quesos y ensaladas y comida a la carta con la notable presencia del grill; como en el elegante restaurante del bloque principal, donde dispondrás de menú tradicional y menú gourmet como opciones para elegir poniéndolo realmente difícil para no lamentar no poder comértelo todo.
Os garantizamos que noche tras noche probamos con uno y otro menú, saltamos entre las carnes y pescados del día y los combinamos con los diversos consomés, sopas calientes y frías y principales. No encontramos tara alguna, y sí varios favoritos de los que se incrustan en el paladar. Como los mejillones, que superaban la veintena para un solo comensal, la dorada o la hamburguesa de buey. Y sí, TAMBIÉN tarta de zanahoria, cuanta quisieras. Qué manjar. Aviso para comilones; hablamos de tres platos más el postre, que tiene carta aparte por cierto, así que cuidaos de no pasaros el primer día ya que sería una lástima no poder seguir engulliendo el resto de las vacaciones. Un restaurante que por sí solo fuera del hotel a buen seguro gozaría de fama y sobresalientes varios en el sector y cuyo servicio, como el del resto de facetas del hotel, era sublime y exquisito.
La familia Xamena y el cliente de Bon Sol en Mallorca
"Para nosotros, perder un cliente es un drama". Cuando un miembro de una de las familias hoteleras más conocidas en la isla no te habla de términos globales, de ambiciosos números ni de forzadas muestras de poder, sino de la sencillez de recorrer uno por uno todos los clientes fidelizados que le vienen a la cabeza, enseguida te explicas por qué Bon Sol fue, es y seguirá siendo un referente para el público extranjero, toda vez que te preguntas qué hace el nacional que no acude allí en masa. Cierto es que hablamos de precios a los que no estás acostumbrado, pero también hablamos de un alojamiento fuera de lo común, extraordinario, miembro de la familia Luxe Hotels (en la que no figura cualquiera) y que sorprende tanto como premia la confianza y economía depositada en él. Los Xamena se preocupan por que vayas pero, sobre todo, por que vuelvas. Y eso sólo se consigue si un 4 estrellas superior roza o consigue la excelencia en todos los ámbitos, desde las instalaciones hasta las habitaciones, la gastronomía o el servicio. Graba y remarca Calviá en tu próximo destino en Mallorca; Hotel Bon Sol Resort & Spa y la familia Xamena te esperan.
otiuMMenester
- Galería,reservas, tarifas y más información del hotel Bon Sol en http://www.hotelbonsol.es/
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- En un concepto completamente diferente y más austero en instalaciones aunque igualmente práctico y notable en gastronomía encontrarás a pocos metros del Hotel Bon Sol el RIU Bonanza Park y su hermano mayor -en todo- el RIU Palace Bonanza Playa. Consejo: si lo que primas es la economía, opta por el primero que te da acceso a instalaciones del segundo como el SPA y la piscina cubierta, el Mini Club para niños o el bar con vistas al mar.
El fuerte de ambos: la piscina infantil del Bonanza Park, la animación con actividades en ambos complejos, las modernas y reformadas habitaciones e, insistimos, la gastronomía. Eso y el personal del Bonanza Park, diligente y muy profesional, sin olvidar la relación calidad precio. Más información en www.hotelesbonanza.com