Da igual si emplean CGI en los enanitos -para luego colocar un actor con enanismo en los nuevos "bandidos"- o colocan una guardia real con blancos, negros, chinos y latinos forzando una diversidad poco creíble. Tampoco importa que la malvada reina sea más hermosa que Blancanieves ya que la mayor belleza de ésta nunca trató sobre la estética. O que el final sea diferente. Disney siempre sabrá imprimir esa magia en sus películas para que, críticas y taquilla aparte, una de sus películas sepan cómo divertir y maravillar a golpe de extraordinaria factura audiovisual. Blancanieves y los siete enanitos -estos siguen siendo animados- regresa casi como merecido tributo al primer Clásico Disney.