Imposible imaginar lo duro que tuvo que ser para Pedro Solís García dirigir una película donde uno de los personajes es un sentido tributo a su hijo Nico, aquejado de parálisis cerebral, y que falleció a los 16 años. Un ejemplo de lucha para todos, los que la padecen y los familiares de aquellos, además de dejar claro que, como dijo Paul Hogan en cierta película, "yo ahí sólo veo un hombre sentado en una silla de ruedas, no un discapacitado". Todos tenemos algún tipo de discapacidad o menor capacidad para realizar ciertas cosas, que intentamos suplir con aquello que poseemos en abundancia, al igual que hace el resto. Cierto es que algunos necesitan un empujón dado que una parálisis cerebral te impide expresar y moverte como requiere la comunicación verbal y no verbal pero, como vemos en la película, también se puede hablar con los ojos, los gestos y, sobre todo, con el corazón. En Buffalo Kids un puñado de niños huérfanos y en busca de algo tan justo y lógico como una familia