Hacía dos años que no visitábamos el Autocine RACE. Un crimen del que nos hemos percatado tras nuestro retorno con motivo del estreno de Le Mans´66. Entonces, como podéis leer aquí, quedamos prendados de la propuesta, las instalaciones, la calidad de imagen y sonido y las hamacas desde las que vimos la película. Era verano, eran otros tiempos, y traicionamos el concepto primero del cine. Esta vez fuimos a una película de carreras e historia del mundo del motor, hacía frío y nos refugiamos en nuestro vehículo para disfrutar al cien por cien de la experiencia. El resultado, como la película, espectaculares.
Espectaculares porque con 5 grados fuera uno apenas notaba el frío desde su asiento, con la calefacción puesta, las luces quitadas, claro -respetemos al resto, si no eres capaz de quitarlas descuida que te colocan una lona la mar de útil para no molestar al prójimo- y servicio "a domicilio" de la comida tras diez minutos de película. Basta con telefonear a un número de móvil que puedes encontrar en el mismo menú que te entregan a la entrada y, aunque los precios son algo elevados, es cierto que con un par de perritos y de menús de palomitas nos vimos más que servidos. Con la calidad del sonido que llegaba a través del dial sintonizado en la radio de tu vehículo y una enorme pantalla cuya altura y ángulo permiten una buena visualización desde toda fila y aparcamiento, basta con que la película sea medianamente decente para justificar la visita. Visita que, por cierto, comienza absolutamente guiada desde la garita de bienvenida donde te entregan instrucciones, menú y comunican que estás accediendo para ser convenientemente guiado hasta tu punto de aparcamiento.
Decíamos que si la película roza el suficiente, la experiencia ya será digna de contar. Pero si acudes a un Autocine como el de RACE para disfrutar de una película de carreras que, además, se asoma a uno de los puntos de inflexión del mundo del motor y lo hace con el protagonismo de dos bestias como Matt Damon y Christian Bale, que devoran la pantalla a cada minuto, que cabalgan a 7000 revoluciones por minuto por un guión que quizá no necesitaba de dos horas y media de film pero que, sin duda, lo llena con un espectacular recorrido por la historia de una de las carreras y corona más famosas del mundo de la competición y el motor: Le Mans. En el año 66, Ford se atrevió con lo que nadie le creía capaz: competir con el objetivo no de debutar, sino de imponerse a un Ferrari que parecía invencible y que había destinado hasta el último centavo en este segmento.
Con un final que, si desconoces la historia mejor no te empapes de ella hasta que haya concluido la película, y un desarrollo en el que adeptos del motor y las carreras e incluso los más ignorantes quedan atrapados, Le Mans´66 resulta una película que coquetea con el sobresaliente pero que sin duda lo abraza cuando es vista con tu salpicadero en primer plano y a través de la luna de tu coche. Y si vas a verla en vehículo deportivo, ofertón premium con cena y entradas para 2.
La mejor excusa, hoy por hoy, para acudir a Autocine RACE se llama Le Mans'66. Ningún otro escenario te brindará el mejor contexto para ver este "duelo" interpretativo de Bale y Damon.
Más información en https://autocinesmadrid.es/
Jesús Clemente Rubio