Ir al contenido principal

Viaje a Jordania en 7 días y por libre

La boca abierta hasta dislocar mandíbula cuando uno se topa con el desfiladero que lleva a Petra; el espíritu, creyente o no, revolviéndose sabedor de que uno está en Tierra Santa en el Valle del Jordán y el Monte Nebo; el grito de la Historia desde unas de las ruinas romanas mejor conservadas y la libertad pidiendo paso al recorrer parte de la kilométrica ruta del sendero nacional. Petra es mucho más que su Tesoro y Jordania es mucho más que Petra. Y en nuestro viaje a Jordania de 7 días y por libre descubrimos que este recogido país es el más grande de los pequeños, una visita obligada para familias, amigos y parejas -excelente destino de Luna de Miel, por cierto-, destino religioso y aventurero, para los que son carne de resort y playa o los que gustan de discurrir allí por donde lo hizo y hace la Historia. Así fue uno de los viajes que más nos han enriquecido de cuantos hemos hecho. Así fueron nuestros 7 días en Jordania. 

Jordania es un pequeño país de grandes contrastes.


Día 1 en Jordania: Amán y toma de contacto 

Apenas tocamos aeropuerto en Amán, comprobamos que, efectivamente, la Jordan Pass sale a cuenta. 40 dinares (a 0,70 dinares el euro, más o menos) sólo por el visado de entrada justifican que, previamente, hayas adquirido este pase que por 70 euros te incluye ese documento imprescindible para la entrada además del acceso a todos los monumentos dependientes del ministerio de Turismo. Los privados siempre irán aparte, aunque hay modalidades que incluyen algunos. 


Está permitido regatear... pero no quieras comprar dinares a piastras.


La primera noche en Amán es obligada para descansar el viaje -de unas 5 horas y 45 minutos en vuelo directo desde Madrid- y también porque te permite un primer acercamiento a una ciudad y capital muy animada, iluminada por la noche y en cuya primera toma de contacto ya puedes charlar con los locales para enterar de que aquí los colegios públicos están separados por sexo, mientras que los privados sí mezclan. Que colegio se pronuncia "Madrasa", lo cual al castellanoparlante le resulta curioso. Y, en definitiva, que el léxico árabe explica el origen de multitud de vocablos y palabras nuestras, si bien su segunda lengua es el inglés. 




De la urbe al Mar Muerto en apenas una hora. Al punto más profundo del planeta.


Aquí la religión lo marca todo, por eso el viernes, día en que nació Mahoma, es el día festivo. El sábado termina el fin de semana, aunque algunos trabajan. El domingo es el primer día de la semana y por tanto laborable. Al margen de lo que nos pueda parecer el papel de la mujer, que ha de llevar pañuelo apenas contrae matrimonio y pedir permiso al marido para hacer parte de su vida fuera de casa, lo que no es discutible es la seguridad. Siempre estuvo, actualmente también por la guerra de Gaza, rodeada de conflictos que si bien han azotado enormemente al turismo, no así a la seguridad, que nunca echamos en falta. 

Una última recomendación pasa por el tipo de viaje. Nosotros fuimos en familia y, aunque podemos diseñar todo más o menos por libre, a la hora de ejecutarlo os recomendamos un mínimo de dependencia profesional para saber interpretar todo aquello que vemos y desplazarnos cómodamente por lo que visitamos. Ashraf Bojoq fue nuestro guía y Samer Al-shishani nuestro chófer, y gracias a ellos podemos decir que conocimos, y no sólo recorrimos, Jordania. 

Día 2, norte de Jordania: Jerash (Gerasa) y Umm Qais (Gádara)

Cada metro jordano tiene la impronta de un imperio diferente...o de la mezcla de muchos. Los que una vez se adueñaron de medio mundo no podían faltar en este país.. los romanos pusieron aquí pie y arte. Nos vamos al norte de Amman, la capital, para encontrar una ciudad grecorromana que llegó a contar con 30mil almas. Jerash, Gerasa. 



Puerta de Adriano, vistas de Plaza Ovalada y el Templo de Zeus. Tres de las joyas
arquitectónicas de Jerash.

La ciudad de las mil columnas, decenas de ellas abrazan al visitante en la plaza principal y ovalada en la que confirmamos aquello de que no hemos inventado nada. Ni siquiera el fuerte terremoto del siglo octavo logró derrumbar muchas de las columnas diseñadas a prueba de terremotos. Y si uno gusta de los centros comerciales puede comprobar en el ágora, que hacía las veces de mercados y comercios varios, como su enclave principal ubica una fuente en plaza circular y alrededor multitud de espacios reservados a servicios y productos varios. Lo dicho, un Xanadú en época romana. En la que haría las veces de carnicería se perciben aún las marcas de los cuchillos.


Pero hemos de retroceder, porque la segunda ciudad romana mejor conservada después de Pompeya tiene mucho más. Ya desde su actual entrada, a través de la Puerta de Adriano, pasando por el generoso Hipódromo, capaz de albergar 15mil almas en aquella ciudad que tenía 30mil.






El teatro o la Vía Cardo Máximo dan fe del estado de conservación de Jerash.


La vía Cardo Máximo vertebra la ciudad conectando  plaza ovalada con ágora, mercado, el templo de Zeus, Júpiter para los romanos y el Ninfeo, casi intacto, que nos recuerda a la Alhambra por los leones que ornamentaban la salida de chorros de agua. Mires donde mires, ruinas en las que queda poco a la imaginación para adivinar de qué se trataba. Si alzamos la vista, panorámica de 360 grados de la ciudad moderna en la que muchas generaciones se enorgullecen de su patrimonio. No obstante se cuenta que Jerash viene de Gerontes, palabra griega que alude a la gente mayor. Y ese mismo relato sostiene que Aejandro Magno mandó construirla para los viejos encomendando la tarea a jóvenes prisioneros... a los que luego mató.

Umm Qasi premia con unas vistas fronterizas en 360 grados.

Cardo significa corazón y sus latidos no sólo daban vida a Jerash... siguiéndola al norte llegamos a Umm Qasi, la antigua ciudad también grecorromana de Jeddarah, Gádara, con más influencias como la otomana y una tonalidad diferente: el blanco y el marrón quedan desplazados por el negro del basalto. Una vez más hablamos de un enclave en lo alto de todo para todo ver y que, a diferencia de Jerash, atraía más a pensadores, artistas y filósofos, más allá del ciudadano medio. Uno de ellos fue Arabbios, aquí enterrado y en cuyo sepulcro grabó su última enseñanza para todo el que ahora lo visita, sobre la fugacidad de la vida. “Donde tu estás, yo estuve. Donde estoy, tú estarás. Disfruta de la vida, mortal”. Y de ahí a multitud de epitafios que le sucedieron.




Mires donde mires, belleza. Y una advertencia: disfruta de la vida.

Apenas terminas de leer, disfrutas visualmente de una panorámica envidiable en la que oteas fronteras, desdibujadas en los últimos años. Los Altos del Golán siguen siendo sirios pero ya sólo en parte, hay otra ocupada por los militares israelíes. Conflictos bilaterales que sufre indirectamente Jordania, donde actualmente hay numerosos campamentos de refugiados al principio improvisados y ya convertidos en  miniciudades sustentadas, entre otros, por fondos europeos. El más grande tiene un millón de refugiados. La expansión de Israel no sólo ha movido líneas sobre el mapa, también a cientos de miles de personas.

Buscando ya en el horizonte divisamos el lago Teperíades, donde nace el Río de Jordán, que finalizaba en el Mar Muerto antes de que las placas tectónicas dictasen lo contrario. Lugar sagrado para musulmanes y cristianos como veremos más tarde… porque aún seguiremos en el norte y las alturas.

Día 3, norte de Jordania: Castillo de Aljoun, senderismo en Jordan Trail y Salt.

Nos vamos a una fortaleza erigida por Saladino en un lugar elegido por su importancia estratégica pero que luego se convertiría en punto comercial y de peregrinaje. El castillo de Aljoun. Con una interesante visita en la que aprenderemos, en instalaciones muy bien conservadas, el respeto musulmán por la cristiandad conservando el símbolo de los peces en uno de los suelos, que sirvió a los cristianos perseguidos a reconocerse entre ellos.

Saladino hizo buen trabajo. El Castillo de Aljoun goza de muy buena conservación.

Desde aquí, un poco de senderismo. O un mucho, dependiendo de lo que gustes de emplear tus piernas para conocer mundo. El Jordan Trail es un sendero de casi 700 kilómetros muy bien indicado y que vertebra el país para conocer sus contrastes y a la población local, que actúa como guía, anfitrión y cocinero. Eisa Dweekat fue el nuestro ( https://hike-jordan.com/ ,@eisa-dweekat ) por el tramo del monte Birgish, donde nos enseño los agujeros cavados por los locales en excavaciones en pañales -el gobierno no da a basto- en busca de oro romano, bizantino o nabateo, los primeros moradores. Con él hicimos senderismo, comimos en su casa y también puedes alojarte en ella en una más que recomendable y completa experiencia local mientras das cuenta del sendero nacional. 


Recorrer el Jordan Trail es interactuar con la naturaleza del país y el carácter
servicial de los locales.

Si al ponerte las gafas locales has descubierto una nueva manera de viajar y quieres llevarla al máximo, desvíate al día siguiente a uno de esos pueblos que no están en las guías antes de regresar a Amán. La verdadera Jordania está en ciudades como Salt y en sus zocos, nuestros mercados. Allí observamos con mayor claridad numerosas casas con versos del Corán tallados en sus fachadas, ya que con la islamización de los árabes -antaño paganos y adoradores de dioses varios- se prohibió cualquier representación e imágenes de Alá, permitiendo esas líneas en las fachadas.


Desviarte hacia un pueblo poco turístico premia con estampas locales. 

Día 4 en Jordania, Ciudadela de Amán, Monte Nebo, Valle del Jordán y flotar en el Mar Muerto 

Antes de encaminarnos al sureste de la capital y al Mar Muerto, detengámonos en Amman. La capital es ciudad de las mil culturas y los mil nombres y todos ellos se aprecian en las losas que dan la bienvenida en la Ciudadela, la parte más antigua e histórica, de nuevo, rodeada en completa panorámica por la ciudad moderna. Aquí se erigió la primera y verdadera Philadelphia, que tomó su nombre y estilo helenístico del griego Ptolomeo Filadelfo, pasando después por manos amonitas (Rabath Amón) y árabes (Jabal Al Qála), una de las siete jabals o colinas que sustentan Amán como hagan con otra ciudad como Roma. Los restos del Templo de Hércules se llevan la foto y el palacio Bizantino de los poderosos Omeyas la historia.





El Templo de Hércules, la huella Omeya... la Ciudadela de Amán es impresionante.

La Ciudadela merece una reposada visita y en ella perder la noción del tiempo. Es viernes, primer día del fin de semana y festivo por antonomasia porque un viernes nació el profeta Mahoma, al que el ángel Gabriel le susurró los versos del Corán de parte de Alá. Ese momento marcaría la celebración del Ramadán, que se mueve por los meses lunares, y que en 2024 ha coincidido con la Semana Santa. Marchamos a un restaurante de prestigio entre los locales capitalinos y con guiño a nuestros hidalgo y obra más universal. Molinos de Viento, Tawahin UlHawi.

Comer en Jordania

Todos sentados en grupos de diferentes tamaños y con batatas, patatas, dejejs, pollo, kebbe o croquetas con carne molida dentro o aggdash, sopa de garbanzos en la mesa. Nadie toca nada. Estamos en Ramadán, sólo se puede beber y comer cuando el sol se esconde, y esperan a su puesta a las 7 de la tarde. Justo cuando suena la cuarta llamada al rezo lo hacen también los cubiertos y platos. Ha sido otro día duro de sacrificio.







La gastronomía jordana apuesta por arroces, pollo, cordero y especias. Y mucho color.


Un banquete pantagruélico del que sólo hemos recorrido entrantes, con los Makluba servidos volcándolos sobre una bandeja antes destapar una gigantesca montaña de arroz, verdura y pollo, y el plato jordano por excelencia: el Mansaf. Una cantidad ingente de arroz con cordero que se deshace al tacto y maridado con yogur que se sirve aparte para que bañes a placer cada grano. Pocos terminan y todos disfrutan esta receta de origen beduino, como también lo es, ya en la zona del desierto, el Zarb (sarb), cordero enterrado entre 3 y 4 horas en suelo desértico antes de sacarlo ritual mediante y servirlo con arroz. El “buen provecho” aquí se compone de tres palabras, antes y después se da a Alá las gracias por los alimentos y entre medias el que aproveche, "sagten".


En Madaba la población se reparte a partes casi iguales entre musulmanes y cristianos.
No te pierdas el mapa mosaico mejor conservado.

Dejando la capital atrás y en menos de una hora al sur topamos con Madaba, donde cristianos y musulmanes conforman casi a partes iguales la ciudad y en absoluto respeto. Cómo no tenerlo por la Iglesia de San Jorge, que contiene el mapa en mosaico más antiguo del mundo. Data del siglo V después de Cristo y representa toda la Tierra Santa con un grado de detalle y conservación extraordinarios empleando teselas con los colores originales para cada parte del mapa, evitando así el desgaste en las tonalidades. Vamos que no tiñieron las pequeñas piedras, sino que las buscaron de los colores que poseía el dibujo original para que así no perdieran intensidad y, por tanto, fidelidad con el paso de los años. Objetivo conseguido sin duda para deleite de los que visitan la minimalista iglesia de San Jorge. Curioso observar a las 7 de la tarde cómo un cristiano se colgaba de una cuerda para hacer repicar las campanas mientras que, en la mezquita adyacente, cantaban versos del Corán.

Tumba representativa de Moisés, ya que no se sabe el lugar exacto donde yace su cuerpo.





Perfecta armonía entre musulmanes y cristianos pues comparten un pedazo de tierra Santa, gestionado económicamente por cierto por el Vaticano y a quince minutos al este: el Monte Nebo. A los pies del mismo Moisés golpeó una roca con su bastón para sacar agua. No en vano el Monte se erige en Wadi Musa, wadi significa valle, Musa es Moisés. El único profeta que habló con Dios y que aquí obró otro milagro que explica la serpiente que vemos en ambulancias enroscada en el bastón de Asclepio. Pues serpientes son las que mordieron al pueblo israelí con el que escapaba y los reptiles reptantes son los que enroscó en este bastón en forma de cruz que, al mirarlo, curó a los envenenados israelíes. 



Biblia y Corán se hacen eco de los milagros de Moisés así como su muerte viendo
la Tierra Prometida (segunda fotografía).

Pero Moisés no fue un fiel siervo de Dios, al menos no como a Dios - en este caso Alá- le hubiera gustado, pues siempre dudaba inicialmente de sus mandatos. Por eso le castigó con ver la Tierra Prometida desde este Monte antes de morir. Lo que no sabía es que la promesa daría para conflictos milenarios por esas tierras separadas por unas aguas sagradas donde Jesús recibió bautismo.

En una orilla Jordania y la moderna iglesia de Moisés; en la otra Israel. No parecen tan distintos: en ambos lados grupos de personas acuden en masa a bautizarse, vistiendo túnica sagrada, como hiciera Jesús. Dos banderas ondean, dos países separados por el Río Jordán. Ojalá, "in sha'a Allah" fuera lo único que separase a judíos y árabes.


El Río Sagrado, del que puedes coger agua, hace de frontera entre Jordania e Israel.


Estamos en tierra fronteriza, y siguiéndola llegamos a otra formación natural que comparten ambos países. Entre Ammán y el Mar Muerto hay una hora de coche, entre 8 y 10 grados de diferencia y 800 metros con respecto al nivel del mar,. Así, a casi 400 por debajo del mismo llegamos al punto más profundo del planeta, al mar en el que es imposible la vida debido a su casi 40 por ciento de sal, que es la que nos hace flotar sin mover un músculo. La que, apuntan muchos, dio para aquel pasaje de la Biblia que aseguraba que Jesús caminó sobre las aguas. Y en su orilla piletas con barro y arcilla del Mar Muerto que, dicen, tiene propiedades hidratantes e incluso curativas, lo que lleva a todo turista a embadurnarse de él. No es muy agradable al tacto y en primera impresión, pero es cierto que la piel queda muy suave. 



Playas como la del Holiday Inn te ponen fácil embarrarte y flotar en el Mar Muerto.

Aquí conviene alojarse en uno de los resorts a pie de Mar Muerto... el nuestro fue Holiday Inn, en el que tan sólo recalamos unas horas, suficientes para dar cuenta de una gastronomía variada en comidas y cenas y una playa privada con todas las virtudes mencionadas anteriormente.

No te pierdas el atardecer en el Mar Muerto.

Toca comprobar si la fama de una de las Maravillas del Mundo Moderno es merecida, toca ir al sur, a tierras beduinas. Al día siguiente... toca Petra.

Día 5, sur de Jordania: Petra 

Cuando la ciudad perdida dejó de serlo, los beduinos que vivían en sus cuevas fueron realojados en pueblos cercanos. Pueden trabajar y comerciar en Petra, pero ya no vivir allí… estas tribus asentadas adquirieron costumbres como la de pintar los ojos de sus hombres lo que, unido a los ropajes, inspiraron para el protagonista de cierta película cuya música está sonando. Jack Sparrow es Keith Richards, un dibujo animado, una sauna y también un beduino.
Petra conquista ya en sus primeros metros.

La también llamada ciudad rosa de Petra es única en el mundo por estar toda ella esculpida en roca. Las únicas casas que se empiezan por el tejado, los nabateos la esculpieron de arriba abajo en el siglo I antes de cristo con una técnica milenaria. Los 2 kilómetros desde la entrada hasta el plato fuerte de la visita transcurren por un terreno con gravilla, de nula dificultad y sobrecogedoras estampas. Transitar por el desfiladero que dibujan de manera natural las gigantescas rocas y comprobar su acústica. A ambos lados encontramos culto a dioses varios; antes de abrazar el islam los árabes nabateos, se presuponen árabes por el nombre de las deidades, servían a Dusera, dios de dioses, el Zeus nabateo. Ciudad seca a tenor del paisaje que observamos y que contaba con una técnica nabatea de hace 2000 años para abastecerse de agua, con un canalón kilométrico excavado en una de las paredes y por el que discurría agua caída en presas y canalizada por túneles. Los romanos la perfeccionaron pero no la inventaron. Los nabateos ya usaban la canalización.



Disfruta del camino hasta El Tesoro. Los nabateos eran unos genios.



Y por fin llegamos a Al Kazneh, El Tesoro. 40 metros de alto que recogen en su fachada las múltiples relaciones que mantuvieron los nabateos con todo tipo de pueblos. Se valen de los productos que comerciaban para indicar ya entonces unidades de medida y clasificación del tiempo: hay 12 columnas corintias con doce puntos que representan las horas, 30 flores, días del mes y 7 copas de vino, número de días que tiene la semana. Muchos más elementos antiguos y modernos, como las dos estatuas de Amazonas o los orificios de balas disparadas por beduinos completan una fachada que hace las veces de entrada a una suerte de templo de acceso prohibido.



Antes, durante y estando en El Tesoro disfrutarás Petra.

La otra gran parada de Petra es el monasterio. Nada tiene que envidiar a un Tesoro más estrecho que este broche a una impactante visita que no sería posible sin el suizo Johan Ludwig Burckart. En el año 106 después de cristo los romanos expulsan a los nabateos de una ciudad que abandonan a su suerte y queda en el olvido salvo para los beduinos. En 1812 Burckart, convertido al islam, convence a un beduino para que le conduzca hasta la ciudad perdida, que afortunadamente ya dejaría de serlo.

Día 6, sur de Jordania. La huella beduina en el desierto de Wadi Rum

El recorrido de Jordania de norte a sur suele terminar en las playas y resorts de Áqaba, donde te recomendaríamos casi otros cinco días para relamerte por lo contemplado y vivido toda vez que te bañas en las mejores playas del país y disfrutas del clásico y equipado complejo resort. Tanto si tienes más días como si no, antes de optar por Áqaba no pienses tan siquiera en renunciar al desierto de Wadi Rum y a atravesarlo en 4x4.  Yanal Abedalazi fue nuestro conductor y guía por el desierto de Wadi Rum. Desde 2 hasta 6 horas puedes configurar un recorrido en el que atravesarás montañas -cada una tiene un nombre dado por los beduinos, que las utilizan así como "calles" en un imaginado "plano" del desierto-, dromedarios y no darás descanso a tu cámara o móvil por la grandeza de lo que ves. 





El desierto atrapa apenas pones un pie en él. Wadi Rum es pura magia.


Todo forma parte de un escenario de película que sorprende incluso tras las visitas que has realizado en días anteriores, y al que la industria cinematográfica se rindió con John Wick, Aladdin y otras muchas producciones. Una de ellas consiguió el efecto contrario; inspirar a Sultan Al Nawafleh para montar un campamento basado en las marcianas construcciones que imaginó el guión. The Martian, de Matt Demon, es una realidad en Sun City Camp, el primer campamento que utiliza burbujas con cúpula como habitaciones, aupando a lo alto del podio de dimensiones a la que hace las veces de restaurante con una imponente bóveda. Si tu unidad familiar es como la nuestra, cuatro o superior, cambiarás burbuja por una construcción que imita a las jaimas beduinas, igualmente cómoda y tremendamente limpia e higiénica.



'The Martian' dejó huella durante su rodaje en la mente de un empresario.
Esa huella hoy es un hotel campamento en mitad del desierto.

Dune también se filmó en parte aquí y, por supuesto, la que muestra hechos que aquí ocurrieron realmente. Como el cañón y escondite de Lawrence de Arabia y aliados, primera parada del tour 4x4. Majestuoso y de excelente acústica, daba cobijo en las horas de más calor a Lawrence y tropas árabes y beduinas en su lucha contra los otomanos. Él era británico, un espía inglés desencantado con las promesas incumplidas de su gobierno. Beduinos, jordanos, árabes lucharon por la rebelión contra los otomanos. Entre 1916 y 1917 luchan contra los otomanos, los expulsaron y comenzaron a controlar Irak, Palestina… todo para sus tribus. Lawrence relató todo en su libro… donde dijo que yo "trabajé para un gobierno que me prometió pero no cumplió". La novela de marras es "Los siete pilares de la sabiduría",  donde lamentaba que en el reparto del mundo posterior a la I Guerra Mundial los ingleses no se acordasen de la independencia árabe. Lawrence escribiría “Todos los hombres sueñan pero no de la misma forma”.

Quizá por eso los beduinos sólo se fían de sí mismos. Dos tribus quedan en Jordania, que hasta 1965 eran nómadas y el gobierno que se formó entonces descubrió varios asentamientos de agua y en torno a ellos erigió pequeños poblados para que el nómada se volviera sedentario. Pero muchos de ellos aún eligen dormir en jaima, el único techo en el que confían. Resta dormir en Sun City Camp y, si tenéis suerte, no fue nuestro caso, toparéis con una de las noches estrelladas más impresionantes de cuantas hayáis visto. Ventajas del desierto. Al margen de la ceremonia en la que desentierran el cordero de las tripas del desierto donde se ha cocinado previamente entre 3 y 4 horas. A la mañana siguiente bastará con ir a Áqaba, bien para pasar más días en sus playas y resorts, bien para salir por este aeropuerto y así evitaros deshacer camino hasta la capital Amán. Y recordad, si tenéis más días, siempre los podéis dedicar a los complejos playeros de esta zona o aventuraros al este del país, que promete cañones y formaciones naturales por doquier. Porque Jordania es inagotable. 

Más información en:

- Web oficial de turismo de Jordania https://sp.visitjordan.com/
- Contacto del chófer Samer Al-shishani: salshishani72@gmail.com
- Web de Holiday Inn Dead Sea, nuestro alojamiento en el Mar Muerto 
- Las burbujas y jaimas del desierto pertenecen al Sun City Camp
- La guía 4x4 en Wadi Rum la hicimos con https://www.instagram.com/visitwadirum1


Jesús Clemente Rubio