Le Chinois está concebido para atrapar al visitante desde el primer minuto. Ése en el que abre la puerta y descubre ante sí, majestuoso, un gigantesco dragón de 21 metros dirigiendo su hocico hacia el mismísimo comensal. Entre otras cosas los dragones se han asociado milenariamente con la abundancia, y aquí nada escasea: ni el gusto por la decoración, huyendo de recargadas atmósferas asiáticas, ni la calidad y variedad en sus platos. Un chino fiel a su cocina con préstamos españoles, sin los japoneses sushi o gyoza pero con uno de los mejores patos laqueados de Madrid. Por fin un chino que saca músculo y presume de sus fogones en una atmósfera chic.
Pero es necesario incidir en el pato. Desde la salsa hoisin hasta la enorme cantidad de obleas, ya se diferencia del resto por invitar al cliente a elaborar una docena de crepes con los debidos acompañamientos a la carne de pato. En otros restaurantes parece que pretenden que te recargues cada oblea como si fuera la última -por las pocas unidades que vienen en cada ración- mancillando el fin primero del plato, degustar el pato laqueado en pequeños crepes con una pizca de apio, melón o el acompañante elegido más la carne. La salsa es intensa y adictiva y todo ello en el medio pato que pedimos; lo hay entero para, calculamos, entre 4 y 5 personas. Con un entrante y postres para compartir habrás quedado más que satisfecho.
En esos capítulos, así como en el resto de principales, Le Chinois obtiene igualmente el sobresaliente. Desde las navajas a las vieiras, pasando por lso Dim Sum donde los Hakao son buenos, los artesanales notables pero el Xiao Long Bao es soberbio de principio a fin. Pese a la cuchara que te facilitan para que lo comas a bocados y así el líquido caiga en la misma y no se desaproveche nada, haznos caso y tómalo de un bocado. Deja que explote en tu boca esa combinación de sabores y texturas. Sublime.
De haber probado todos los arroces, a juzgar por las impresiones de otras mesas, seguramente te los estaríamos recomendando todos. Pero en nuestro caso fue el negro con jazmín y varios "frutos del mar" el que nos duró un puñado de minutos desde que fue servido. Una grata sorpresa y casi obligada referencia en tu comanda.
Con la tarta semilíquida de queso atrayendo desde la carta, seguimos sin embargo la recomendación de elegir la de chocolate. Una enorme porción con varias texturas y suficientemente contundente como para compartir con dos e incluso tres personas tras tamaña comida.
Un servicio ágil y atento, una relación calidad precio más que plausible y varios platos estrella comandados por uno de los mejores patos laqueados de Madrid. El dragón de la abundancia sobrevuela -literalmente- Le Chinois.
Más información en https://lechinoisrestaurante.com/
Jesús Clemente Rubio