40 grados a la sombra. Calor del cielo y del suelo. Del sol y del asfalto. Madrid es un sitio más que recomendable en verano por la mejor circulación y la ausencia de grandes multitudes, pero en ciertas horas y días se hace indispensable un buen refugio contra el calor. ¿Y si os dijéramos que a los pies del Paseo del Prado hay uno en un ambiente selecto y exclusivo con la firma de un prestigioso grupo hotelero y que además propone una carta de sello no menos importante? El Jardín del Ritz cobija al valiente que se echa a Madrid en los días más calurosos de verano y lo hace al amparo de agua vaporizada, sombras por doquier y la carta del gran Quique Dacosta. Ojo a los arroces.
Porque si en cierta ocasión probamos el preparado con pato a la naranja, esta vez quisimos ir a la apuesta segura con el de carabineros. Impresionante en calidad, cantidad e intensidad del sabor, fue el principal junto a las albóndigas con curry y tallarines que satisfizo nuestra voracidad. Repetirás y la ración da para ello, todo ello después de que hayan finalizado el emplatado en mesa y hayas dado cuenta de cada grano de arroz.
Arroz y albóndigas en un capítulo de principales de altura. |
Antes se habían encargado un suave y sabroso gazpacho de bogavante perfumado con albahaca y una brocheta de pollo kimchi de abrir boca. Sin olvidar uno de los referentes de la carta, que se engulle de un bocado y que explota en la boca para gozo del comensal: los bocados crujientes de tortilla de patata con panceta.
Las brochetas son buenas, pero el crujiente de tortilla y panceta es sublime. |
En el capítulo de postres uno que sirve a su vez para hacer ver la polivalencia del jardín, que bien podría servir también para una merienda rápida a buena temperatura con flan y café y la estrella de todo cierre gastronómico en El Jardín del Rtiz: el Qiqe Sorpresa, imitando a la factoría Kinder en apariencia pero no en sabor, apostando por una suerte de mousse de diferentes chocolates.
Del clásico flan al Qique Sorpresa. |
Eso en la mesa, pero hablamos de uno de esos lugares en los que merece la pena una velada reposada, alzar la cabeza de vez en cuando no sólo para charlar con tu compañía sino para disfrutar del enclave en el que te encuentras. Madrid merece lugares así, y tú también. ¡Disfrútalo!
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Jesús Clemente Rubio