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Bokaxankla, sublime cena y alegre copeo en Ponzano

Ponzano es tendencia. Sí, aún, porque no para de crecer la afluencia de gente y de aumentar la horquilla de edades que se dejan caer por esta zona de Madrid. Y ya no sólo por la fiesta y música combinado en mano, sino desde hace tiempo por su oferta gastronómica. Muchos son los que lo intentan y uno de los últimos en llegar -el mes que viene cumplen su primer año- es de los que más ruido están haciendo. Sus argumentos convencen, partiendo de la barra y las mesas con banqueta alta hasta la apoteosis final de copeo y pseudokaraoke en el que todos a una tararean con más o menos tino la excelente música de la edad de oro del pop español hasta nuestros días. Pero igual que saben amoldar esa propuesta musical al público y encontrar en variedad de cócteles, vinos y combinados clásicos una carta con la que llegar a todos, la mesa se mueve con soltura y calidad entre toda su oferta gastronómica. Aunque siempre hubo platos estrella y favoritos. Más allá de hacer la foto fuera para "insultar" a algún amigo de algún grupo y recordarle que hay un bar en su honor, entra. Come. Diviértete. Lamentarás que cierre, en fines de semana, a las 2 y media de la mañana. Bokaxankla. 

Transmitido el alegre ambiente de copeo, charla y música, toca meternos entre fogones. Partimos de lo más básico, la sencillez hecha gusto, la que nos convenció de que lo que nos esperaba era bueno, muy bueno. Una gilda con equilibro entre sus partes y reminiscencia de una gran anchoa para abrir boca para pasar enseguida a una de esas ensaladillas que nos conquistan. Ésta no sólo por mejorar a otras en su terreno, sino por atreverse con otro que no hace sino ensalzar su sabor. La perdiz en escabeche le da el contraste justo para situarla en un plano diferente a otras que hemos probado, dejándola sin parangón ni rival posibles. 


Pero ojo, que Bokatxankla nació con la intención primera de que su raíz "boca" evocase los bocadillos y similares que aquí sirven, por que ya sea en bao o brioche hay auténticos manjares como el steak tartar o, aunque os pille en horario nocturno y sea contundente, el minibrioche de rabo de toro. Tenéis que probarlo para comprobar lo que es intensidad de sabor. ¡Si es que hasta los embutidos dan una vuelta de tuerca con mortadela a la trufa, un fuet delicioso y una cecina de otro mundo! No olvides acompañarlos de pan de cristal con tomate para completar la experiencia.

No querríamos dejarnos el súper torrezno de Soria, súper por sabor y por cantidad, y una de las referencias con tan buen emplatado como resultado en el paladar: los dados de salmón ahumado. Se diría que el cariño de nuestras abuelas va en cada uno de los platos, desde el más glamuroso hasta el patrio "de batalla". Se llama bar por su atmósfera y barra, pero bien podría denominarse restaurante por servicio y carta. 


Un servicio ágil y que supo orientarnos hacia un sprint final de altura: la torrija con helado de avellana es también de las mejores que hemos probado. Sin exceso de grasa, con textura y relleno embriagadores y una explosión edulcorada para abrochar una noche que, sin embargo, no ha hecho más que empezar. Retirados platos y antes de salir rodando, toca bajar el manjar canturreando, sonriendo y celebrando la vida. Y Bokaxankla sabe también hacer eso como nadie. 

Más información en https://www.instagram.com/bokaxanklabar/


Jesús Clemente Rubio