Rosas, negros, blancos o marrones. Marisco, txangurro, carrilleras de vaca o gambas. En surtido variado o en referencia individual... el "tapeo chino", los Dim Sum, por fin tienen un templo que les hace justicia. Lo firma el Grupo China Crown a través de uno de sus hijos, Shangai Mama, que en Gran Vía 24 se llama Gran Café Shanghai donde, por cierto, tiene adyacente un casino donde cambiar las galletas de la suerte por el BlackJack. Nosotros no nos la jugamos, habíamos oído hablar maravillas de estos bocados asiáticos y quisimos comprobar si los rumores eran ciertos. Se quedaron cortos, y se olvidaron de mencionar otras grandes referencias y opciones como las gyozas japonesas, los rollitos, los arroces o el pato laqueado. Minimalista, acogedor y coqueto, y de servicio tremendamente ágil, Gran Café Shanghai es nuestro nuevo rincón favorito e imperial para degustar Dim Sum. Un Gran Café para una Gran Vía.
Sin querer quitárnoslos de en medio, sí es preferible que abordemos en primer lugar los rollitos de pato -cuya salsa Hoisin ensalza su ya de por sí intenso sabor- , el arroz con setas y salsa trufada y el pato laqueado para dejar constancia de la buena mano que tienen en Gran Café Shanghai con toda la carta. Sin hacerla eterna, sabiendo que cada apuesta es segura por el resultado final, hemos de decir que el arroz, por ejemplo, además de abundante, rozaba el sobresaliente.
Pero es en los Dim Sum donde Gran Café Shanghai justifica cualquier tipo de visita, de todo vimos: desde las parejas y un enorme grupo de amigas hasta la faceta más familiar. Los niños disfrutan sobremanera con estos pequeños bocados y, si son de buen comer como las nuestras, aún más porque valoran cada ápice de sabor diferenciado y destacado. Todos lo hacen: los Siu Mai de tortilla con huevo de codorniz trufado, incluso los algo picantes dim sum de txangurro y langostinos nos supieron a gloria. Tres referencias que merecen un mayúsculo extraordinario y que nos atrevemos a decir que resulta imposible rechazar o criticar negativamente.
Y eso que aún no hemos entrado en el análisis de lso Xialong Bao, esa explosión de sabor en la boca líquido o caldo mediante. Los negros de calamar y marisco llevan el mar a tus papilas gustativas pero es que el de cerdo ibérico en su jugo y el de carrilleras de vaca son SUBLIMES. Si se te cae una lágrima, no lo ocultes, seguramente algún comensal se unirá a ti. Con el debido cuidado para no quemarte por la temperatura del caldo, apenas lo introduces en tu boca y desgarras con tus dientes para acceder al interior experimentas el verdadero, auténtico y genuino placer de comer. Es aquí donde comer se convierte en eso, en un placer y deja atrás el trámite necesario para nuestra supervivencia.
Más información en https://www.shanghaimama.es/gran-cafe-shanghai/
Jesús Clemente Rubio