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Ikono mejora las experiencias inmersivas pensadas para tu Instagram


Son varias las salas que conocéis y que hemos reseñado en estas líneas en tiempos pasados que prometen experiencias sensoriales que luego no son tal. Mundos ambientados en famosas muñecas, o en series de televisión o en mundos de dibujos animados que pecan de dormirse en los laureles de la licencia y alejarse de toda interacción e inmersión para centrarse en un puñado de salas "instagrameables". Pero no sólo de seguidores vive el hombre, ni unas cuantas fotos llamativas llenan la dieta del entretenimiento. Por eso IKONO nos ha gustado porque, al margen de enfocarse también en la estampa más original para tus redes sociales, se asegura más de una decena de salas en las que hay belleza, hay diversión, hay incluso angustia y es para toda la familia. Sólo un pero: la duración... Claro que si nos quedamos con ganas de más es porque nos gustó lo que vimos. 

No vamos a destripar cada sala ni cada experiencia distribuida por el complejo ubicado a orillas del Museo Reina Sofía, pero sí os diremos que ya el inicio resulta interesante al tener que atravesar unas nutridas cortinas de materiales diferentes que se van opacando hasta no saber dónde está la salida ni tampoco la entrada de la que viniste. Te recomendamos, en un momento dado, cerrar los ojos y dar un par de vueltas sobre ti mismo para perder del todo el sentido de la orientación. Ojo a los más pequeños y bajitos que aquí pueden sentir algo de angustia, pero sin duda es una experiencia controlada que permite coquetear con estas sensaciones antes de atravesarlo y topar con una de las salas estrella: la piscina de bolas. MUY abundante la cantidad de ellas a diferencia de otras en las que, como un servidor, los altos se lastimaban si se lanzaban de pie y con mucha potencia. Aquí echarás mucho tiempo mientras peleas por desplazarte por ella una vez dentro, saltas de una y mil formas desde los lugares autorizados y ríes con la familia, pareja o amigos que hayas acudido. Porque IKONO es para todos.

Son sólo dos ejemplos (no vamos a destripar más ni tampoco lo haremos a través de fotografías, si aún así eres amante del spoliare tienes una historia en nuestro Instagram) de lo que nos espera dentro, un recinto que también posee habitaciones que juegan con la iluminación, otros apuestan por la paz y serenidad de un bosque de bambúes e incluso hay un cañón de confeti, árboles de deseos, alas de ángel y bañeras de un tugurio ubicado en un callejón perdido de Estados Unidos, por ejemplo.

IKONO es para toda la familia, no pone todos los huevos en la cesta de la estética y sí apuesta por algo más de interacción e inmersión que otros complejos del estilo, pero quizá algunas salas más habrían redondeado una experiencia que, no obstante, recomendamos. Muy curiosa "La Última Cena".

Más información en https://ikono.global/es/madrid

Jesús Clemente Rubio