Has visto anuncios, has oído hablar del espectáculo..pero hasta que no lo disfrutas en vivo no te percatas de la magnitud del recorrido sobre hielo que Disney hace en su espectáculo "On Ice". Con una ejecución asombrosa, de las que hacen que parezca sencillo deslizarte por la resbaladiza superficie haciendo todo tipo de piruetas y coreografías, un plantel enorme y talentoso y una selección más que razonable y atractiva de los Clásicos, caímos una vez más en la Fábrica de Sueños a golpe de cuchilla, bailes, canciones e historias que siempre gusta revisitar una y otra vez. Esta vez la magia se mueve sobre patines.
En el descanso entre actos uno puede adivinar la calidad de un espectáculo. En el de "Disney on Ice", al margen de lanzarse una multitud de padres a comprar un pack que incluía algodón de azúcar y una corona de reina -o princesa-, escuchamos elogios. Sólo buenas palabras para un primer acto que había sabido conjugar en un mix de canciones y escenas reconocibles lo mejor de los Clásicos deteniéndose hasta tres números en Vaiana y Maui, con una melodía y voces pregrabadas y una puesta en escena bestial entre ornamentación y ejecución del patinaje. En Disney saben que vivir de las rentas no funcionan así que si hay que ofrecer algo conocido mejor hacerlo con novedades y aquí, al margen del hielo por el que se mueven los protagonistas, lo que hacen es una suerte de regreso a argumentos y momentos conocidos a través de resúmenes musicales y atrezzo que llena la pista.
Saben también incluir algún que otro momento aislado de interacción con el público, llenar de color y algarabía el escenario con numerosos bailarines pero también dar su momento y foco a la princesa protagonista. Saben elaborar un boceto de creciente interés hasta llegar a un primer clímax con Vaiana devolviendo el corazón de Te Fiti ante nuestros ojos. Saben que aunque pasen cien años Elsa y Ana aún están en el corazón e imaginario de los que eran niños en sus primeras aventuras y ya no lo son tanto, en los que siempre fueron adultos desde su nacimiento, en todos...y por eso les dedican el tiempo y esfuerzo en el segundo acto. Saben porque conocen, nos conocen, y dominan la ilusión como cebo para atraernos hacia todo lo que ofrecen.
Disney On Ice ha sido una sorpresa porque, ilusos nosotros, acudíamos con la expectativa baja sospechando que soltarían a unos cuantos y talentosos patinadores disfrazados y poco más. Parece que nacimos ayer y no sabemos de la capacidad de la oficina de Mickey Mouse para dejarnos boquiabiertos de manera sincera, de convencernos de que, aunque sea por hora y media, la magia existe. Hasta 2026.
Más información en https://www.disneyonice.com/es-es/
Jesús Clemente Rubio